¡Y un día, la espera… comenzó!

Foto gentileza de Times sonido

Prepárese, tome asiento y límpiese los anteojos, que la cosa viene extensa. Es que nos toca agradecer a todos los que hicieron posible el estreno de La Espera, que por suerte son cada vez más.

A Rosa Píriz , por el enorme trabajo de traducir el diseño en traje; a Ana Meriano, Mabel Primost, Elbi Esteve, Ester Martínez y Ángela Guionnet por las interminables horas de costura; a Luisa “ La Rusa” García por los sombreros y zapatos; a Elbio Almirón por las maletas; a Paulina Obregón, Laura Harispe, Mari Herrera y Verónica Musser por la pintura; a Carolina López Galván por la puesta en escena y de luces; a Alejandro Bardisa por las luces; a Ale Rigada y Marbot por los programas en tiempo record; Yamina Carruega, José Davrieux y Ceci Monzón, por el aguante en la puerta con las entradas y las remeras; a Abelardo Santángelo por su humor y amistad; a Carlos González Cardoso y Alfredo Gobbi de Escenario de Radio, a los amigos de las radios y medios digitales que nos dieron difusión; a Marcos Sastre y Clara Chauvín, a la gente de Zona Liberada y a Diego Álvarez que nos permitieron copar la tele local; a todos los auspiciantes que siempre nos ponen el hombro; al Centro Cultural Sol de Acuario de la GFU; a quienes nos abrazan y felicitan;, a los comentaristas del Facebook; a los fotógrafos; a Chuli y Fernando; a los que olvidamos mencionar y por supuesto a los más de quinientos espectadores que colmaron la sala durante las dos funciones, a todos ellos ¡Gracias por compartir nuestra locura!.

Párrafo aparte para mis compañeros puntuales que pusieron todo arriba y abajo del escenario, que más allá de las discusiones y desencuentro se pegan un abrazo emocionado al bajar y que a pesar de estar pasando algún momento difícil van a ensayar con la mejor onda, poniendo todo el esfuerzo. A los que comparten larguísimas horas de costura y pegatina, de pelucas y de trajes. Al que duerme poco por ensayar, al que se empapa en la moto porque vive bien lejos, a los que abren su casa, al que se enloquece con los números, a los que pelan un voz que te estremece, al que siempre habla y al que siempre escucha, al que puso la semilla de la murga y a los que la regaron desde hace cuatro años, a los que escriben, a los que arreglan, a los que tocan, a los que cantan y también, por que no, a los que desafinan. ¡Gracias por ser puntuales!

Y apróntense que esto recién comienza.